Hay enseñanzas que podemos potenciar, como mamás, desde que nuestros bebés son muy pequeños. Basta que demos el ejemplo en el día a día, por ejemplo: si pedimos las cosas por favor y damos las gracias, ellos verán que es algo normal y cuando sean más grandes les será más fácil ser agradecidos y respetuosos.
¿Qué puedes hacer en esos casos?
Dado que los límites para ellos no son algo incorporado y que los sermones poco servirán, tienes que armarte de una gran cuota de paciencia y de amor para mostrarles que si comparten lo pasarán mucho mejor.
No es fácil, pero las actividades en familia sirven para lograr el objetivo. Que juegues con tu pareja mientras ellos “discuten” a su manera, de seguro logrará captar su atención e intentarán hacer lo mismo que ven reflejado en ustedes.
Si las peleas entre hermanos se mantienen es importante que los padres seamos capaces de mediar de manera certera y justa, siempre incentivándolos a que aprendan –según sea la etapa de su desarrollo- a resolver sus problemas sin herir a su hermano.
También resulta indispensable que no forcemos las situaciones: hay veces en las que ellos simplemente no quieren compartir ciertos objetos que tienen un significado especial (como su muñeco favorito) y lo mejor es respetarlos. El criterio en este tipo de aprendizajes es fundamental.
Un par de consejos que nos gustaría compartir contigo respecto de este tema, y que puedes aplicar cuando los niños ya son un poquito más grandes se concentran en el concepto “evitar”:
- Las comparaciones, pues minan la autoestima y favorecen un clima hostil entre los hijos; las etiquetas (él es inteligente, ella es desordenada, él es muy tranquilo…) pues generan competencias.
- Hacer oídos sordos cuando hablan sobre sus hermanos. Más bien hay que escucharlos y desde esa tribuna intervenir con afecto, comprensión y ánimo de ayudarlos a resolver sus dificultades.
Cómo intervenir en las discusiones de niños
Como primera regla, siempre mantén la calma. No tomes partido ni te preocupes por saber quién comenzó la pelea, debes tratarlos de la misma manera si decides intervenir. Siempre escucha las explicaciones de ambos niños cuando el otro está presente, una vez que los ánimos están calmados.
Utiliza la empatía, el ponerse en el lugar del otro, como una herramienta para superar los conflictos. Entendiendo los sentimientos y las emociones, los niños podrán sobrellevar mejor las luchas que se establezcan entre ellos.
Peleas entre hermanos
El sentimiento de propiedad es bastante intenso en todos los seres humanos. Crecemos sintiendo que lo que nos rodea es “nuestro”, más aún cuando el mundo gira a nuestro alrededor. Ser bebé tiene esa ventaja en gran parte de los casos.
Nuestras familias tienen mucho que aportar al respecto. Es alrededor de los dos años el momento en que los niños entienden que compartir con sus pares es clave. Es a esa edad en que sus relaciones personales se van ampliando.
Prestarse los juguetes es un caso clásico de ello. Es probable que se peleen porque quieren jugar con lo mismo, pese a que estén rodeados de otros balones, autos y muñecas. Y de seguro también lo harán con otros niños con los que se relacionen.