Los procesos de producción fueron evolucionando a tal grado que se deseaba la perfección en la empresa e incluso desde antes de ingresar se pidió al trabajador la famosa experiencia laboral, este proceso fue adquiriéndose por las personas, ahora deseamos personas que sepan iniciar, que sepan que es lo que se tiene que hacer, los hijos exigen a los padres comprensión, como si dependiera de la adquisición de revista el ser buen padre, y los padres exigen buenas calificaciones a los jóvenes como si los jóvenes no tuvieran bastante con el exceso de acné que tienen que equilibrar, e incluso, las personas desean relaciones perfectas.
Tal vez debiéramos de recordar más frecuentemente que en los inicios es en donde siempre todos vamos a ser iguales, todos hemos sido principiantes, lo que crea la diferencia es la habilidad de dejar el inicio, la motivación que la persona tenga con respecto a lo que desea.
Hemos escuchado de un tiempo para acá la famosa palabra “ciclos” sin embrago debo pensar que es mejor hacer referencia a las nuevas cosas que están por llegar que lo que acabo de terminar, pues como menciono, el primero hace referencia a la vida, mientras que el segundo, a su contraparte, la muerte. Y para iniciar algo debe al menos existir las ganas de vivir.
Psicólogo Mariano Hernández Duarte
Comienzos. "Lo último que uno sabe, es por dónde empezar" Blaise Pascal
Pocas veces en la vida he sabido de personas que saben cómo empezar, por lo general no lo sabemos, y es que es bien sabido que la vida es una constante de experiencias que van puliéndose con forme se repiten, y así, vamos adquiriendo habilidad para una cosa determinada.
Algunos autores lo han nombrado “ciclos”, otros “círculos”, cualquiera de las dos analogías trae un inicio y un final, ambos importantes. Los tenemos al iniciar en una nueva escuela o ciclo escolar, una actividad nueva, una nueva pareja, un trabajo, o incluso un nuevo día. Iniciar algo trae siempre una expectativa y esta última es lo que nos motiva a seguir o a dejar lo que habíamos iniciado.
Los inicios traen aires de vida que hacen eco en lo más básico de nuestro ser, es por esa razón que cuando iniciamos algo la emoción sea cual sea, nos invade. De hecho no trae ningún problema para el individuo el hecho de iniciar algo, excepto saber cómo hacerlo. Pues la sociedad ha sido cada vez más exigente e inevitablemente nos contagiamos de esa exigencia.