Mujeres de Venus.

¿Que lo que digo no es cierto? Entonces como me explican cómo hace 20 años atrás o mucho mas se lograban fotos de acción si los sistemas de autofoco no eran tan rápido o peor aún no existían o ¿cómo se lograban esas exposiciones de luz perfectas en los retratos si no teníamos “la pantallita” atrás de la cámara para ver cómo iban saliendo las fotos y poder corregir? Si bien es cierto que debemos recuperar la inversión en nuestros equipos, que no son baratos, debemos entender algo, los fotógrafos, los profesionales (independientemente de la carrera) no cobramos por lo que usamos, cobramos por lo que sabemos.

 

    Si eres de los que pone y hace alarde de que equipos utiliza ante los clientes para ganar un trabajo y por qué tienes buen equipo; OJO, porque el día que se te daña la Nikon D800 o La Canon 6D y quieras llegar con una Rebel con la que sabes puedes hacer el trabajo igual no lo vas a poder justificar por qué el cliente ya entendió que no está pagando por tu calidad, sino por la calidad de tu equipo!

 

     Hoy cuando escucho a los fotógrafos que están entrando en este negocio hablar de que “Bueno tengo una Rebel y tres lentes nada más pero ya quiero una cámara y equipo profesional…” Me da risa y pena porque no han entendido lo principal: El profesional eres tú, no tu cámara.

Les dejo con una historia que me gusta mucho y siempre la uso como analogía en estos casos y sobre este tema. Un día se daño el “Big Ben” (El gran reloj Ingles) y llamaron a la persona que lo había armado, un señor muy mayor quien de inmediato dijo una cifra que a los encargados les pareció muy caro. Llamaron al mejor relojero del país, una empresa muy grande que mando ingenieros suizos y tecnología de punta para hacer análisis, revisiones y luego un ajuste que sale igual caro pero un poco menos. A los pocos días el reloj volvió a molestar, se salía de tiempo. Llamaron así a tres empresas más y el reloj seguía dando problemas.

 

   Para este punto y ya sin alternativas, deciden nuevamente llamar al viejito original, el que lo había armado. El señor llega a la torre del Big Ben, sube, mira el mecanismo del reloj funcionar por 5 minutos y luego saca un destornillador y ajusta un tornillo. SANTO REMEDIO! El reloj funciona perfecto.

 

   La factura del señor fue por $10,000.00 Los encargados de administrar el reloj al ver la factura indignados preguntan “Como que nos estas cobrando $10mil si lo viste por cinco minutos y apretases un tornillo; ni los que trajeron más gente y equipos nos cobraron tanto!”

 

   El señor simplemente respondió: “Es que no entiendes el desglose la mi factura, por apretar el tornillo solo te estoy cobrando $1.00, los otros $9,999.00 son por saber que tornillo apretar. Espero les haya gustado el tema de la semana, bendiciones, nos leemos el próximo miércoles