Como parte de nuestro deseo de vernos bien ante la sociedad, hacemos infinidad de cosas que no están en nuestros planes de vida, o al menos no en ese momento. Este es el caso del matrimonio.
Algunas personas se casan como una compulsión tan solo para hacer creer que han avanzado en la vida. Se puede identificar cuando no existe una preocupación por la pareja, sino en la satisfacción propia y como nos percibe la gente, se crea una ansiedad al saber que la mayoría de las amistades están casándose, aunado a eso le añadimos la competitividad y comparación constante en los demás y ahí está “matrimonio express”.
El matrimonio ha cambiado con el paso de los años y aunque antes era un objetivo social que se volvía personal, actualmente esa distinción ayuda a percibir lo que sociedad y la familia espera de la personas, más en ocasiones existe una diferencia significativa entre lo social y lo personal lo que crea un conflicto que termina en separación.
Moda matrimonial
Según la historia, en la época medieval los reyes buscaban la pareja de su hijo o hija que heredaría el trono. En la actualidad en ocasiones se percibe otro tipo de persuasión de los padres, es precisamente el consentimiento.
Pero aunque los padres siempre querrán los mejor para los hijos o hijas, quien será responsable de su matrimonio no serán los padres. Aunque he de anticipar que existe un gran porcentaje de matrimonios que fracasan a raíz de una decisión “no propia”.
Si el objetivo es dibujarse ante la sociedad como “persona con pareja” es válido, o por otra parte ser rebelde y hacer lo contrario a lo que dicen los padres, también es válido. Solo hay que tomar en cuenta el objetivo, y sobre todo, que el matrimonio no es tener hijos, eso ya implica otra decisión y otro tema que tratar.
Psicólogo Mariano Hernández Duarte