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Una noche de juego y deseo

Cansada de mi vida de solterona frustrada, decidí lo impensable. Vuelvo a recordar eso y siento recorrer la adrenalina por todo mi cuerpo.

 

   Una buena noche luego de salir de trabajar e ir a la casa a cenar, frente a la tele, con la computadora prendida y el celular a la mano, por si suena, pensé que sería bueno hacer algo diferente.

 

   Me bañé rápido. En mi closet lleno de ropa, no había nada que ponerme; pero al reparar en que esa noche sería mía, saqué un vestido entallado guardado para "esa ocasión especial". Ya era hora de que lo estrenara. Zapato de tacón, medias oscuras por aquello del frío y un poco de maquillaje; listo agarré bolsa, mis llaves y conduje mi March hasta el centro de la ciudad. 

 

   Casi nunca salía de noche y mi amiga con la que solía divertirme antes se había ido a Estados Unidos.  Así que era una sensación nueva: llegar sola al bar.  Acababan de abrir el segundo piso, según me dijo un mesero, por lo que me quedé arriba. 

 

 

   "Paula... No pensé encontrarte aquí.. ¿Vienes sola?" Y encendió su cigarro.. Se veía guapísimo.. "Vine sola.. Pero los conocí a ellos y pues.. Aquí estoy"... Sólo atiné a mirarlo profundamente a los ojos a lo que respondió con una mirada tierna, una sonrisa coqueta y me retó: "Dice Bruno que no conocía a una mujer que le gustara jugar al pool.. ¿Quieres jugar conmigo?"

 

   Por lo que reí de nervios y atiné a decirle que ya iban a cerrar. Pero no me escuchó y fue por dos tacos.  Ok, pensé, ok. Nomás para que el doctor vea lo que se perdió al no volverme a buscar después de la cirugía.

 

MI NOCHE DIFERENTE

¿Querías una noche diferente Paula? Pues aquí está.  Solo éramos él y yo. Los demás ya casi estaban por bajar la escalera; se despedían y se prometían volverse a juntar la otra quincena. "Cuando nos paguen".

 

   Una a una fui metiendo todas las esferas en su lugar. Fernando solo observaba y yo moría cada vez que él me decía "continúa".  Jugamos dos partidas. Antes de finalizar la última ronda, se colocó atrás de mí, fingiendo querer enseñarme una técnica para lograr mejores resultados. 

 

   Me tomó de la cintura con la mano izquierda y con la otra me agarró el brazo para pegarle a las esferas. Otra vez esa electricidad. No pude más y volteé a verlo. Nos besamos larga y apasionadamente. 

Los amigos de Fernando ya habían bajado. No había nadie más.  El doctor me cargó, me sentó al borde de la mesa. No me decía nada, no hablábamos, sólo me besaba mi cuello, mis hombros, mi boca y era delicioso sentir su respiración cerca de mí. 

 

   Perdí la noción del tiempo. Me dejé llevar. Cerré los ojos y me rendí a su encanto. Ohh, otra vez Fernando. El olor a cigarro con deseo no me venía nada mal. Mientras metía su mano entre mis muslos no aparté mi boca de sus labios.

 

  De pronto me arrepentí de haber traído medias. Va a ser difícil, pensé. Pasaron como 5 minutos y así continuábamos. Hasta que con rudeza me las quitó. Como pudo me acostó en la mesa y volteó a todos lados para asegurarse que estábamos solos.

 

  Estaba acostada casi en el borde de la mesa. Lo noté un poco nervioso pero deseoso, ardiente, sensual. Si me hubiera preguntando qué palabra describía ese momento, respondería que era "excitación".  Dejó de besarme y yo apreté los muslos como adivinando lo que iba a pasar. Cerré los ojos y apreté los puños un poco en señal de nerviosismo.

 

  Primero me besó el pie derecho y comenzó a subir por toda la pierna. Hubo un momento en que levantó el vestido para hacer más placentera la situación y seguir con la otra pierna. Yo estaba subiendo a las estrellas en nubes de algodón adornadas con luz de luna.. Y llegó ahí, al centro de toda mi tensión y rozó con su lengua.

 

  Era el sexo oral más delicioso y yo me sentía feliz porque había roto mi abstinencia sexual. ¡Carajo! Qué intensidad.. Me temblaban las piernas y él no paraba. En ocasiones preguntaba que si me lastimaba y yo no contestaba. No sé cuánto tiempo pasó y abrí los ojos. Ahí estaba él con su cabeza entre mis piernas.

ME ILUMINARON SUS BESOS

A mi vientre lo iluminaba él con sus besos y a mi rostro lo aclaraba una lámpara ubicada sobre la mesa. De pronto se incorporó y se abalanzó sobre mí. Nos besamos. Me apretó hacia él todo jadeante y con su erección a todo lo que daba. Lo sé porque lo sentía. Se desabrochó el pantalón y empuñó su sexo contra mí. Al principio sentía caliente, un poco de dolor, pero luego fui relajando los músculos. Una y otra vez.. Vino la explosión y se medió acostó sobre mí.

 

   Nos besamos y me ayudó a sentarme en lo que se abotonaba sus jeans. Yo permanecí sentada mirándolo y al sentirse observado, se acercó a mí, nos besamos y lo que más quería, me abrazó tiernamente. Me dio un beso en la frente, en cada mejilla, en la barbilla y finalmente en la boca.

 

   Me ayudó a bajarme, me trajo mis zapatos y bajamos hacia la salida del lugar donde ya no quedaba más que un mesero que estaba platicando con otro cliente en el marco de la puerta. Fui corriendo al baño a lavarme la cara y recogerme el cabello. 

 

  

 

   Al salir, Fernando me tomó de la mano y me acompañó a mi carro. Un ataque de risa vino al ver que su automóvil estaba justo al lado del mío. Nos dimos cuenta porque oprimimos el botón del seguro de las llaves y los focos de ambos carros se encendieron.

 

  Ninguno nos queríamos despedir, estábamos abrazados a lado de mi carro  y de pronto sonó su celular. Tenía una emergencia con una paciente y debía irse. Me pidió mi número, lo tecleó, lo guardó y se despidió de mí con un beso de lengua que acepté delicioso.

 

   Nos fuimos de la pensión. Al dar la vuelta en la primera esquina, perdí de vista a su carro Seat Ibiza Coupe del año.. De pronto sentí un poco de tristeza pero se me quitaba en cuando recordaba lo ocurrido en el bar. Mi amiga Marina jamás se imaginaría lo que vine a hacer, pensé.

 

   Eran las 3 de la mañana. Advertí la hora porque observé el reloj del tablero. Llegué a mi casa, aventé zapatos, bolsa, dejé las llaves sobre la mesita de noche. Dudé en bañarme o no. Tenía calor pero también quería dormir con él esa vez, con su aroma, con sus manos, con su cuerpo. Me acosté en la cama y de tanto repasar cada segundo de lo vivido me quedé dormida con la luz encendida y con las ganas de volver a amarlo. 

Por: GVD

Me senté en la primera mesa que encontré, pedí unas cervezas y me dediqué a escuchar la música y a observar. Había unos chicos que tenían 30 años en una de las mesas de billar. Ninguno se acercaba. Así pasaron un par de horas. Creí que mi misión había fallado.  Por lo que decidida, me acerqué a la mesa de los 30 (así les puse) y conversé con el primero que encontré. 

 

   Se llamaba Bruno y me dijo que si jugaba una partida de billar con ellos, por lo que asentí. Me presentó a algunos de ellos. De vez en cuando charlaba con ellos un poco.  De pronto me dieron ganas de ir al baño por lo que bajé al primer piso. Luego de 20 minutos regresé y me llevé una gran sorpresa. 

¡Dios santo! ¿Qué hace Fernando aquí? Sentí como el nivel del alcohol disminuía de mi sangre y mi mente nublada se aclaraba. Ahí estaba sin su traje médico. Vestía unos jeans deslavados, una camisa blanca y zapatos. En su silla había un saco negro. Supongo que era de él.

 

   Al percatarse de mi presencia, no supo qué decir y se llevó la mano a la cabellera. Más tardé en reaccionar que Bruno en presentarnos.  "Mira Fernando ella es Paula.. Paula él es Fernando. Es doctor y de los buenos, ¿eh?" Y yo con el "¿dónde has estado todo este tiempo?" atorado en mi garganta.

 

   Lo saludé fingiendo todo el desinterés posible. Si hubieran entregado los Oscares esa noche, sin duda alguna me lo llevaría por mejor actriz.

Un poco eufórica con el alcohol, se me facilitaba más hablar con los amigos de Bruno.  Fernando no dejaba de verme, por lo que me ruborizaba a cada rato.

Me sentía deseosa. Sobre todo cuando recordaba cómo sus manos conocían cada parte de mi cuerpo. ¿Cómo le gustaría verme ahorita? ¿Desnuda? ¿Con bata? Me preguntaba a mí misma y me respondía en silencio.

 

   Ya iban a cerrar el bar. Nos llevaron la cuenta y él pagó lo mío. En cuanto me dieron mi ticket, se acercó, me lo arrebató y lo entregó con su tarjeta al mesero.  

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