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La Psicología y el cine

La Psicología tiene la misión de excavar en lo más profundo del ser humano. Intenta desvelar qué se esconde detrás de sus comportamientos y cuáles son sus deseos más ocultos. Una de las principales herramientas con las que contamos los psicólogos son los experimentos, recreamos una serie de condiciones y vemos cómo las personas reaccionan. A través de estos estudios comprendemos un poco más la complejidad de la psiquis humana pero hay ocasiones en que los experimentos llegan demasiado lejos, tan lejos que han rebasado los límites de la ética y han pasado a ser de dominio público. De eso se ha encargado el Séptimo Arte.

1. Das Experiment (2001)  

Un taxista alemán encuentra en un  periódico un anuncio en el que reclutaban a personas dispuestas a participar en un experimento psicológico. Decide probar suerte y de paso, hacer un poco de dinero llevando consigo una cámara oculta en sus gafas para venderle la historia a un periodista. Se eligen 20 voluntarios, a unos se les asigna el rol de prisioneros y a otros de carceleros, los prisioneros no podían volver a sus casas sino tenían que pasar día y noche en la supuesta cárcel. Tanto a unos como a otros, se les convence de que no habrán actos violentos pero poco a poco el experimento comienza a degenerar y los carceleros asumen posturas cada vez más sádicas para con los presos, a quienes intentan humillar y doblegar a toda costa. 

 

     Se trata de un filme inspirado en el célebre experimento de Zimbardo sobre la Prisión de Stanford, en el que también se les orientó a los guardias que no podían utilizar la violencia física pero se les dio vía libre para generar en los prisioneros el miedo y la sensación de arbitrariedad y control extremo. En este estudio se apreció la terrible influencia que ejerce el grupo y cómo, bajo determinadas condiciones, personas “buenas” pueden llegar a ser muy malvadas.

 

2. La Ola (2008) 

Todo comienza en un aula alemana cuando unos adolescentes afirman que su país ya ha aprendido la lección y que no existe la más remota posibilidad de que el fascismo se repita. El profesor se queda intrigado y decide demostrarles que incluso las sociedades más abiertas no son inmunes al atractivo de ciertas ideologías totalitarias. Poco a poco, va generando en ellos el sentido del grupo y busca un enemigo común sobre el cual centrar sus esfuerzos. A medida que los uniforma y genera el sentido de pertenencia al grupo, el experimento comienza a escapársele de las manos ya que los chicos empiezan a mostrarse crueles y autoritarios con quienes no pertenecen a su grupo, que se hace llamar "La Ola".

 

     Este filme, particularmente interesante en los tiempos que corren y muy rico en pequeñas sutilezas, se inspiró en el experimento “La Tercera Ola”, llevado a cabo por el profesor de historia Ron Jones, en el marco de un estudio sobre la Alemania nazi, con estudiantes de secundaria del Cubberley High School, un colegio de California. El objetivo del profesor era hacerles comprender cómo se llegaron a cometer tantas barbaridades en uno de los periodos más negros de la historia de la humanidad.

 

 

 

3. Narnaja Mecánica (1971)    

La película, que fue filmada en Inglaterra, muestra al personaje Alex DeLarge (Malcolm McDowell), un delincuente sociópata y carismático, cuyos placeres son la música clásica (especialmente Beethoven), la violación y la «ultraviolencia». Lidera una banda de matones (Pete, George y Dim), a los que llama drugos, con los que comete una serie de violentas fechorías.

 

     Es capturado y se le intenta rehabilitar a través de una técnica de psicología conductista. Alex narra la mayor parte del filme en nadsat, una jerga adolescente ficticia. La película se caracteriza por contenidos violentos que facilitan una crítica social en psiquiatría, el pandillerismo juvenil, las teorías conductistas en psicología y otros tópicos ubicados en una sociedad futurista distópica

 

 

 

 

 

 

4. The Tenth Level (1976)   

 

Un profesor de Psicología está determinado a estudiar cómo fue posible que personas aparentemente “de bien”, cometieran crímenes tan horribles escudándose tras la excusa de que tan solo estaban siguiendo órdenes. Así, reclutó a un grupo de estudiantes y les dijo que debían aplicar estímulos eléctricos dolorosos a otra persona, siempre y cuando esta se equivocase en sus respuestas.

 

     Mientras aplicaban la corriente, escuchaban una voz grabada que fingía dolor. Poco a poco, el experimentador les pedía que subieran el voltaje para causarle más daño a la otra persona, así sabría hasta qué punto los estudiantes estaban dispuestos a cumplir órdenes.

 

     

 

 

 

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